En las últimas temporadas se han hecho muy populares las competiciones de mountain bike por equipos, habitualmente formados por 2, 3 o 4 corredores. Estas carreras suelen ser de larga duración y/o con varias etapas.
Tenemos algunos ejemplos nacionales como la Andalucía Bike Race o la Madrid-Lisboa, otras internacionales más famosas como la Cape Epic o la Crocodrile Trophy, y las pruebas de resistencia que van desde las 4 a las 24 horas.
Cuando se compite individualmente, todo depende de uno mismo, la preparación física y material, la planificación de objetivos, la puesta a punto, etc. Pero ¿Es igual cuando eso mismo hay que hacerlo entre dos o más personas que van a competir juntas?
Vamos a ver en este artículo cómo llevar a cabo la preparación psicológica en este tipo de pruebas, en las que una falta de comunicación entre los ciclistas, unos objetivos mal establecidos o una mala previsión, pueden dar al traste con muchos meses de preparación concienzuda.
¿Por qué es importante trabajar los aspectos psicológicos en estas competiciones?
Casi nadie discute que el aspecto mental es esencial en este tipo de pruebas. Sin una buena preparación previa y sin tener las habilidades necesarias para superar los momentos críticos, que va a haber con toda seguridad debido a la particularidad de estas carreras, las posibilidades de poder lograr los objetivos que nos hemos marcado, serán mucho menores, que si nos preparamos adecuadamente. Seguro que en alguna ocasión habéis escuchado el dicho “una buena preparación previa, supone que hayamos completado la mitad del camino hacia nuestro objetivo”.
Si esto ya es complejo en algunas ocasiones individualmente, imaginaros cuando se realiza en equipo, donde cada corredor tiene su personalidad, su modo de afrontar y preparar la competición, sus manías y hábitos, etc.
Cada persona es un mundo, por lo que cuando se juntan varias, aunque el objetivo final sea común, hay infinidad de aspectos, que si anteriormente no hemos intentado establecerlos claramente, es muy fácil que en un momento crítico salte todo por los aires.
Debemos por ejemplo, estar preparados para servir de apoyo al resto de compañeros en los malos momentos y al contrario. Ante un bajón por el motivo que sea (Problemas físicos, cansancio físico y mental, etc.) hay que tratar de animar a nuestros compañeros a pasar ese mal momento, ya que en carreras como estas, todos los componentes acaban siendo un todo y hay que mantener la calma ante malos modos o contestaciones en un momento dado, ya que las características de estas pruebas, pueden propiciar estas respuestas y las reacciones cambian bastante respecto a las habituales de una persona. Hay que intentar no darle más trascendencia que la que puede provocar el contexto, aunque cuando se está de lleno en la competición y en caliente, a veces no es tan sencillo.
¿Entonces qué se puede hacer para estar preparados psicológicamente?
La preparación psicológica puede ser muy exhaustiva o solamente centrarnos en algunos aspectos que consideremos relevantes. Está claro, que cuanto mejor se hayan preparado los aspectos mentales, probablemente nuestro rendimiento será mejor, aunque siempre hay que tener en cuenta la inmensa cantidad de factores que no dependen de nosotros y por tanto incontrolables, que puede provocar que no vayan las cosas como queremos el día de la prueba.
En este artículo vamos a centrarnos en la planificación de objetivos grupal, en la planificación de la competición o de cada etapa, en las técnicas psicológicas que podemos usar y en las habilidades de comunicación entre los ciclistas.
¿Cómo realizamos la planificación?
La planificación es un poco diferente respecto a cualquier planificación que hacemos cuando competimos individualmente. Al compartir la prueba es vital tener muy claro por todas las partes antes de salir los objetivos que se persiguen y anticipar las posibles dificultades que pueden surgirnos, materiales, físicas y psicológicas, y tener un plan de actuación ante las mismas
Como es lógico, los objetivos generales deben ser los mismos para todos los corredores. Si uno de ellos tiene la intención de ganar y otro solamente participar y terminar, el conflicto de intereses va a ser inevitable y originará enfrentamientos durante la competición, que supondrán un mal resultado y rendimiento o una retirada de la prueba, y casi seguro, problemas entre los corredores. Por lo tanto, a la hora de ir a este tipo de carreras, hay que buscar compañeros, cuya finalidad de participación sea la misma. Puede parecer algo que a priori todo el mundo da por hecho y que ni siquiera hay que tener en cuenta, por formar el equipo con compañeros de club, equipo o amigos, pero luego llegan las sorpresas ,y muchas veces lo que va a ser algo ilusionante y bonito, se convierte en un infierno en todos los aspectos. Y no es broma, ha pasado más de una vez y seguirá ocurriendo.
Planificación grupal y general de cara al objetivo.
Por lo tanto, en primer lugar, una vez conocemos cuál es nuestra carrera objetivo, deberíamos planificar la preparación conjunta de esa competición, con objetivos a corto, medio y largo plazo. Tal y como hacemos al principio de una temporada o a mitad de la misma, pero con la diferencia de que el establecimiento de los objetivos se hace de forma conjunta. Os remito al artículo sobre planificación de una temporada, para que os hagáis una idea.
La realidad es que hacer esta planificación previa sería lo ideal, pero la mayoría de las veces nos encontramos con la posibilidad de participar en alguna prueba o formar parte de un equipo con poca antelación, por lo que a menudo será difícil poder realizar este primer punto.
Algunos ejemplos de aspectos que se pueden incluir en esta planificación previa, podrían ser por ejemplo, en el apartado de objetivos a corto y medio plazo, el realizar salidas de entrenamiento conjuntas a ritmo de competición, o participar en pruebas parecidas en equipo, etc. De este modo, nos vamos “acostumbrando” a ir con el resto de compañeros en situaciones análogas a las que nos vamos a encontrar cuando llegue el gran objetivo, y estaremos mucho mejor preparados para afrontarlo. Otro sería por ejemplo el realizar una evaluación entre todos los componentes de lo que se está haciendo al llegar a los objetivos a corto y medio plazo, con el fin de comprobar si se está logrando lo que se quería o no y mantener, cambiar o modificar los aspectos que sean convenientes. También poner en práctica las diferentes habilidades comunicativas en los entrenamientos conjuntos o las estrategias psicológicas.
Planificación de la competición.
Dependiendo de si la prueba es de un día o por etapas, haremos una planificación o varias. Si la competición es continua, como por ejemplo una prueba de resistencia o un recorrido con muchos kilómetros, la planificación se realiza como para cualquier otra competición individual. Es muy interesante realizar por una parte una planificación de equipo, conjunta entre todos los bikers, y después que cada uno de ellos realice la suya propia a modo individual, siempre teniendo en cuenta los objetivos del equipo.
Si la prueba es por etapas, habría que realizar una planificación general sobre la prueba, y además una por cada una de las etapas, ya que los objetivos pueden diferir en cada una de ellas, por varios factores como el rendimiento en las etapas previas, el cansancio acumulado, problemas físicos, el perfil de la etapa, la actuación de los otros competidores, etc. Es muy importante ser flexibles y cambiar los objetivos si es necesario, ya que tratar de seguir al pie de la letra lo marcado, sin adaptarnos a las circunstancias del momento, puede ser una mala elección, cuyas consecuencias van a ser negativas la mayoría de las veces.
¿Qué estrategias psicológicas se pueden usar?
Casi todas estas estrategias ya las hemos explicado en artículos anteriores, por lo que os remito a ellos para una explicación más completa de las mismas.
- Técnicas para el manejo de la ansiedad pre-competitiva.
- Parada de pensamiento y auto-instrucciones.
- Auto-diálogo positivo.
- Estrategias de relajación en momentos puntuales, como por ejemplo antes de la salida, entre cada etapa o relevo.
- Auto-refuerzo. Es auto-premiarnos al final de cada etapa o al vencer una situación crítica de la competición. Puede ser material, verbal o mental. Por ejemplo, en una etapa que lo estamos pasando mal nos decimos “cuando acabe, por la noche me voy a comer una buena cena y una cerveza” o “voy a tirarme toda la tarde tumbado sin hacer nada”, y por supuesto, “cumplimos” lo que nos hayamos prometido. Y al mismo tiempo, el refuerzo “verbal” del tipo “estas hecho un valiente”, “he podido con este día a pesar de estar muy cansado, soy un fiera”, etc. que son más fáciles de ir haciendo cada poco y nos van a ayudar mucho. Y como es obvio, esto mismo que nos aplicamos, se puede hacer con los compañeros.
- Para animar a los compañeros en los momentos críticos, podemos usar alguna palabra de ánimo, motivarle con una frase, hacerle rememorar una situación anterior parecida en la que supo solventar bien sus problemas o cualquier otra cosa que creemos que pueda ayudarle. Sin embargo, a veces, lo que más va a ayudar es el silencio, y sobre todo que note que estamos con él, no dejándole solo, marcándole un ritmo cómodo, yendo en paralelo a él, o en algún momento incluso lo que mejor se puede hacer es dejarle solo unos instantes y no agobiarle. Lo que vayamos a usar y pueda o no funcionar, va a venir determinado por cómo sean nuestro compañeros y el conocimiento previo que tengamos de ellos.
¿Qué habilidades de comunicación es aconsejable aprender y usar?
En muchos momentos, la comunicación entre los ciclistas va a ser vital. Puede ocurrir que por las características de la situación o por la falta de habilidades de los componentes del equipo, la comunicación no sea eficaz ni adecuada, y con ello, en lugar de solucionar un problema, creemos uno mayor e incluso uno nuevo donde no lo había.
Estas habilidades, se pueden aprender y mejorar. Y lo ideal como casi siempre, es intentar ponerlas en práctica en los entrenamientos o pruebas de preparación previas al gran objetivo.
Se dividen en dos aspectos, la escucha activa y las estrategias facilitadoras de la comunicación:
Escucha activa.
Entendemos por escucha activa a la conducta de escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista de quien nos habla. Es la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que nos está diciendo.
Para desarrollar esta habilidad, podemos utilizar algunas estrategias como intentar identificar el contenido de lo que nos dice y sus sentimientos en ese momento, expresar al otro que le estamos prestando atención con comunicación verbal (“ya”, “Claro”, “umm, etc.) y no verbal (asentir, contacto visual, etc.) y ser empáticos, poniéndonos en el lugar del otro, tratando de entender sus motivos y mostrándoselo con frases como “Entiendo lo que me quieres decir” o “Comprendo cómo te sientes”.
Del mismo modo, hay otras acciones que tenemos que intentar evitar como distraernos (y que se note), interrumpir al que habla, juzgarlo, rechazar lo que nos cuenta o no dar importancia a las emociones que nos transmite con frases como “no te preocupes, eso no es nada”, contar cosas nuestras cuando el otro está hablando y no ha terminado, contra-argumentar como por ejemplo cuando nos dicen “me encuentro muy mal” respondemos “pues yo estoy mucho peor” y por último hay que evitar el denominado “síndrome del experto”, cuando le damos respuestas a la persona incluso antes de terminar de hablar o completamos sus frases.
Estrategias facilitadoras de la comunicación.
- Cuando tenemos que realizar una crítica a uno de nuestros compañeros, lo aconsejable es decirle lo que hace mal, nunca que él lo es. No recurrir a etiquetar, ya que puede ser muy perjudicial para todas las partes. Un buen ejemplo, sería decirle “No me gusta que en las subidas vayas a tope sin avisar y no me esperes” y no recurrir a centrar la crítica en él directamente “eres un desastre, lo haces mal y no me esperas nunca”.
- Si tenemos varios temas que discutir los temas, siempre hay que hacerlo de uno en uno, y no pasar a otro hasta que no hayamos terminado. Si no lo hacemos así, al final se entra en una espiral de reproches que nunca va a ser positiva para el equipo ni los corredores.
- No es bueno acumular emociones negativas sin comunicarlas a los demás, ya que acabarán provocando un estallido que llevará a una situación muy complicada. Hay que aprender a comunicar lo que nos preocupa sin miedo, siempre que sepamos cómo.
- Nunca recurrir al pasado “Es que lo mismo me hiciste en la carrera del año anterior”. El pasado sólo debe utilizarse si va a ser algo constructivo y positivo, que nos vaya a ayudar y sabemos que va a funcionar.
- Tenemos que intentar que nuestro mensaje sea específico, preciso y concreto. No va a ayudar si le decimos al compañero “No me gusta cómo haces las cosas” o “Siempre vas a tu aire” ya que no vamos a lograr ningún cambio porque no estamos siendo nada claros ni concretamos. Por el contrario si usamos frases como “¿Qué te parece si cuando lleguemos al siguiente avituallamiento paramos a descansar un poco, comer y estirar? o “Quiero que vayamos los dos juntos todo lo que queda hasta meta”.
- Evitar las generalizaciones. Los términos absolutos como “siempre” y “nunca” con frases como “Siempre vas más rápido de lo que puedo” o “Nunca haces lo que te comento”. No se puede ser tan categórico, y serlo puede herir a la persona a la que se lo decimos. Es bastante mejor comenzar con otros como “A veces”, “En algunas ocasiones”, “Últimamente” y además permiten al otro sentirse mejor valorado.
- Lo ideal es ser breve. Contar una y otra vez lo mismo, o dar mil vueltas para no decir nada nuevo, etc. no es agradable para nuestro interlocutor y puede huir de nosotros cada vez que queramos comenzar una conversación o simplemente “hacer que nos escucha”.
- También debemos cuidar la comunicación no verbal, haciendo coincidir nuestra conducta verbal con la gestual, usando contacto visual, gestos faciales, movimientos corporales, etc. apropiados
- Y por últimos lo ideal es intentar elegir el lugar y el momento oportuno para hablar. Si vamos a hacer una crítica que no haya nadie más o si por el contrario es para elogiar que sea en grupo. Y si notamos que no podemos controlar la conversación, lo mejor siempre será postponerla hasta que creamos conveniente que podemos retomarla.
Espero el artículo sea de utilidad para muchos de vosotros y os sirva para las próximas competiciones de este tipo en las que participéis. Y como siempre os digo, quedo abierto para cualquier comentario, sugerencia, crítica o cualquier cosa que os interese.
Un saludo.
holis!!